• Opinión:

 

¿EL AMAGUE DE LOS EEUU POR INVADIR VENEZUELA, ES POSIBLE?

 

Por Ricardo García Jiménez/APIM.

La historia de América Latina desde fines del siglo XIX hasta nuestros días ha estado marcada por el intervencionismo y los intereses de las grandes corporaciones de los EEUU por apropiarse de todos aquellos recursos naturales con los que cuentan estas naciones. Estas compañías desde entonces han visto a países como México y Chile como las grandes betas que puedan ser saqueadas sus reservas de minerales y hacer de estos países el centro de asentamientos de los grandes consorcios mineros.

En Cuba, los capitalistas norteamericanos han visto a la Isla Caribeña como el lugar donde las compañías azucareras gringas pueden explotar y obtener el azúcar y subproductos como el ron y otros alcoholes para obtener enormes ganancias como se dieron en las décadas de los años de 1920 y 30. En Centroamérica los norteamericanos han saqueado las frutas tropicales y el café de munchas naciones para llevarlas a los grandes mercados de la unión americana frutas, cítricos y tubérculos de las principales ciudades de ese país.

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  • La actitud voraz de las corporaciones norteamericanas fractura el orden constitucional de muchos países latinoamericanos.
  •  Recordemos que a inicios del siglo XX, Venezuela se sumó junto con México y Brasil como una hermandad de países petroleros que quedaron bajo los objetivos de los intereses de las grandes corporaciones petroleras gringas. Hacia a mediados del siglo XX fueron derrocados los gobiernos de Juan Perón en Argentina y Getulio Vargas en Brasil por el intervencionismo de los Estados Unidos para tomar posesión mediante acuerdos comerciales entre los nuevos gobiernos impuestos y el gobierno estadounidense para ocupar y saquear las extensas llanuras y selvas de esos países.

    La historia de todo el siglo XX en latinoamerica nos muestra que distintos gobiernos de esas naciones impulsaron proyectos de desarrollo nacionalistas. Hay que señalar décadas anteriores a los años sesentas, muchos países latinoamericanos optaron por un modelo de desarrollo económico e industria hacia el interior. Y fue bajo este esquema que se fomentó la creación de empresas estatales que mediante una planificación y administración centralizada trazaban las rutas de desarrollo económico para esos países. Los servicios públicos, el manejo del ahorro nacional, el comercio exterior y los recursos naturales, quedaron en control directo del Estado. Además el sector agrícola y el capital extranjero de inversión también se subordinaron a los intereses del proyecto industrialización. Los enormes excedentes generados por sus exportaciones eran invertidos en la creación de empleos y cubrir las demandas sociales como educación, salud, sistema carrerero e hidrológico, etc.

    Otros gobiernos de Centroamérica y del Caribe corrieron con la misma suerte de ser intervenidos por los EEUU como fue el caso la administración del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz que fue acusado por el gobierno norteamericano acusándolo de atentar contra los intereses de los monopolios de los Estados Unidos en Guatemala donde la burguesía local apoyo a las corporaciones intervencionistas. Bajo esta forma de actuar por parte de las clases dominantes locales, con sus aliados norteamericanos, fue exitosa en muchos países que propiciaron golpes de estado que derrocaron gobiernos. Un ejemplo emblemático fue el golpe de estado llevado a cabo en Chile por Augusto Pinochet.  

    No hay que olvidar que líderes de la talla de Omar Torrijos (1981), Jaime Roldós Aguilera de  Ecuador (1981) y Salvador Allende (1973) pagaron con sus vidas el atrevimiento de enfrentarse a las trasnacionales Yanquis. Torrijos recuperó la soberanía sobre el Canal de Panamá, Roldós negoció la autonomía de la economía ecuatoriana y Allende nacionalizó el cobre chileno pero con un alto costo.

    En la historia de Latinoamérica los golpes y autogolpes de estado han sido promovidos por las grandes empresas y corporaciones norteamericanas con el fin de tomar el poder político, mediante movimientos y agitaciones sociales internas mediante formas violentas con el fin de justificar la intervención de los ejércitos nacionales y el despliegue de tropas norteamericana vulnerando la legitimidad institucional establecida  de los Estados, con el fin de crear un nuevo orden social y político. En 25 países desde 1902 hasta el 2002 hubo 327 Golpes de Estado. Recordemos que un golpe de Estado en una acción orquestada para que un jefe de Estado sea depuesto, mientras que un autogolpe es el propio líder de un país el que desconoce e intenta disolver al poder legislativo para afianzar su poder, focalizando la acción del Estado en deshacerse de la disidencia.
      
    De ahí que, en los recientes acontecimientos (manifestaciones y el desconocimiento del orden legislativo) llevados a cabo en Venezuela, en el fondo está inmersa la disputa de los yacimientos petroleros más grandes del mundo. Donde la Exxon Mobil (heredera de la Standard Oil de New Jersey), fue derrotada por los gobiernos chavistas después de una década de litigio y juicios. La Exxon Mobil aspiraba a recibir más de 12.5 mil millones de dólares por la nacionalización de sus intereses en el país sudamericano pero no fue así.

    Recordemos que con las administraciones gubernamentales de los Bush, estos emprendieron la guerra del golfo (1991-1992) y la invasión de Irak (2003) como vías para apropiarse los campos petroleros de ese país. Recordemos que la invasión de Panamá en 1989 con el propósito de capturar al general Manuel Antonio Noriega, Gobernante de facto e impuesto por los mismos EEUU, quien era requerido por la justicia estadounidense acusado por supuestos delitos de narcotráfico permitió la imposición de un gobierno a modo para renegociar la soberanía del canal favoreciendo a consorcios estadounidenses de su administración. Se considera que utilizan esta retrospectiva histórica se puede señalar que es muy probable una intervención militar por los EEUU. Porque de atrás de ello existen grandes intereses de compañías como Exxon Mobil y otros consorcios, y es muy posible que las familias petroleras presionen al presidente Trump para que invada a Venezuela.  

    La moneda está en el aire, y será Washington quien decidirá si utiliza la política del “garrote” para allegarse de los recursos naturales para seguir manteniendo su hegemonía mundial sobre la espaldas de millones de latinoamericanos.